domingo, 31 de mayo de 2020


REFLEXION #1

SOBRE EL FUTURO

Durante gran parte de este periodo de cuarentena me he empeñado en hacer del aburrimiento una mecánica básica de mi confinamiento y en algunos tiempos libres me he dedicado a hacer algunas pequeñas reflexiones acerca de lo que pienso, las cosas que he leído y las supuestas “reflexiones” que puedan salir de todo esto. Debo aclarar que estas reflexiones no deben tomarse de carácter personal, simplemente estoy emitiendo una opinión nada académica o periodística que me gustaría compartir con ustedes antes de que sea guardada en el cajón del olvido de mi mente. 

Creo que ninguna generación de bailarines que hoy en día este viva, se había enfrentado a una prueba tan exigente como esta, pienso que en esta crisis que ya traía la danza contemporánea, simplemente aceleró y acentuó lo que ya se veía mal desde lejos, ya sea por las pocas posibilidades de conseguir trabajo de bailarín, por las malas condiciones de trabajo del gremio en seguridad social, por los varios recortes al presupuesto de la danza, por el insuficiente FONCA, por la carencia pedagógica y administrativa de las escuelas profesionales de danza, etcétera.  

La expansión global de este virus asesino que podría tambalear los cimientos de la civilización tal y como la conocemos nos puso en un jaque a los artistas escénicos y toda esta supuesta inercia que llevábamos como gremio artístico. Cuerpos de elite dispuestos a levantar las piernas a alturas insospechadas, pero ahora no movemos el culo del sofá de nuestro cómodo hogar tanto como necesita la patria. Pero ya hablando de la cultura de la danza en el país, creo que hemos producido en exceso, pero pensamos poco, no solo en la danza pasa esto obviamente, y eso se debe a que todos llevamos un tipo de vida sobre acelerada desde hace varios años en esta sociedad capitalista. También vivimos hoy en día en un mundo donde hay una necesidad urgente de expresión, donde todos tienen la posibilidad de comunicarse de casi cualquier manera, a cualquier hora y muchos de nosotros estamos ya totalmente infoxicados de tanta información en los medios.

Hoy en día vivimos en la que llaman era de la posverdad en la que según algunos expertos consideran como una época, perdón que lo diga, tan ignorante como en la Edad Media, en la que la gente ha renunciado a creer en las instituciones y en la ciencia y han dejado de usar su capacidad de pensar críticamente. Así que no hay que sorprendernos si, contra todo atisbo de sentido común, alguien decide en pensar que la tierra es plana (hay todo un movimiento de terraplanistas) y que eso tiene sentido para algunos hoy en día.

Creo que en estos momentos de confinamiento, la danza debe estar muy activa en cuanto al posicionamiento crítico y reflexivo de este arte para seguir siendo relevantes como disciplina y relevantes para las personas. Si nos enfocamos únicamente en solo hacer videos de como bailo en la sala de mi confinamiento o subo fotos de mi cuerpo desnudo, o hacer una danza colectiva en el que todos imitan movimientos del convocante, sobrecargar de clases disciplinares en la red, dar asesorías de proyectos de danza y que no verán la luz para abril del próximo año, nos va a llevar el tren.

Debemos pensar en nuestra capacidad colaborativa como seres corporales pensantes, olvidemos ya las coreografías de danza de autor, en la que solo algunos cuantos salen beneficiados e institucionalizados. Creo que es bueno apostar en estos momentos en plataformas para brindar educación, información, hacer comunidad y redes de ayuda que me parece que ha hecho bien ciertas personas o ciertos programas, pero eso no nos está organizando como gremio y menos a los jóvenes.

La danza hoy en día es una disciplina joven y muy diversa, que desde esta última década yo he visto que se ha discutido críticamente desde su sentido actual. Los jóvenes somos capaces de plantear nuevas cosas y cambiar nuevos paradigmas de la danza en la cual deberíamos ciudadanizar la danza, reconfigurar su educación, democratizarla, volverla un derecho humano o ya no llamarla danza.
Lo que va a rebelar esta pandemia, es que muchas danzas y formatos que teníamos ya no van a existir y deberán ser repensadas. ¿Qué vamos a hacer y cómo vamos a hacer para que nos consuman ahora?, ¿Qué vamos a hacer para seguir ofreciendo nuestro arte a la sociedad?
Hay que entender a la danza como una forma de cultura, una forma de entendernos como sociedad, como individuo, como civilización, de replantear nuevas ideas y una forma de leernos diferente a las demás. Así que en esta práctica y ese ejercicio cultural de la danza desde una postura crítica y de investigación, debemos informarnos y ser parte de esta coyuntura de urgencia y ver los porqués de su importancia en las artes.

Pero creo que toca ahora en la danza no dar un paso adelante si no echar dos pasos hacia atrás como decía Lenin, antes de empezar a formular y a posicionarse, debemos reconocer que existe una crisis en la disciplina misma, como ya lo había dicho, una crisis que venimos cargando desde hace tiempo. Reconocer nuestra herencia rezagadas que tiene esta disciplina por su origen y por su historia que también tiene sus propios rezagos colonialistas, euros centristas, jerárquica y clasista. Así que seguido me pregunto ¿somos la solución o somos parte del problema?
Estamos en una necesidad de innovación, lo sé, porque el tiempo está corriendo, pero esa innovación debe de ser bien pensada y adentrarnos a otras cosas que no necesariamente son objetos para consumir la danza. Podemos hacer sistemas, acciones, pensamientos de la danza que restablezcan cierto orden a todo esto. ¿Cuáles deberían ser estas las nuevas reflexiones para nuestra disciplina o Cuáles ya no deberían de ser? Necesitamos generar proyectos, preguntas y consumo con conciencia y todas las acciones colectivas tienen que tener una acción en el movimiento y si queremos ya ni llamarla danza.

Vamos a tener que entrar en una aceleradísima adaptación al cambio, por mi parte creo que tendré que vivir de otra cosa por lo mientras, no lo sé, ya que lo más seguro es que este virus va a volver, y va a volver a pasar esto y va a mutar y si no es este virus será otro y existirán otras crisis sanitarias. Creo que podemos prever que probablemente dejaremos de ser un mundo conectado o al menos dejaremos de serlo físicamente. Estamos viendo países como Estados Unidos y Europa, en un desgaste de sus propios esquemas políticos, sociales, económicos, culturales y que nos está viniendo a joder a todos por el sistema en que vivimos.

Estamos en este instante viviendo un momento clave en el posicionamiento del arte joven en el país del cual, si no aprovechamos este tiempo, nuestra voz como jóvenes dejará de ser cada vez menos relevante en el mundo. No podemos regresar ya a lo mismo seamos co-diseñadores de ese futuro que queremos.